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Fotografía principal: Julio Mesa.
El transporte como construcción social es el acuerdo entre concepciones simbólicas, paradigmas científicos y estructuras económicas y urbanas de un momento histórico en específico. Actualmente desde los enfoques realizados en los estudios feministas la pregunta generadora está en el cómo operan nuestros sistemas sexo-género en la planificación del transporte urbano, ¿cómo se diseña una logística de la movilidad desde la mirada feminista?
El sistema sexo-género es una estructura de roles que en la sociedad hetero-normativa separa y clasifica las actividades diferenciadas para hombres y mujeres, este concepción esquemática no responde a una diversidad. Dentro de los roles operan las actividades funcionales, que tienen que ver con la división sexual del trabajo, donde hay oficios predeterminados para hombres y mujeres; por otro lado, en las estructuras operan rasgos simbólicos, que comprenden la construcción de identidades a partir de los estereotipos de género: el cómo son los hombres y las mujeres, y qué cosas deben o pueden hacer.
La movilidad responde a estas divisiones por género. En relación a los roles definidos por la división sexual del trabajo, los usos los transporte urbano responden a distintos patrones cotidianos; los hombres viajan por motivos de trabajo mientras que parte de las mujeres se movilizan para cumplir actividades de cuidado.
Hay una brecha diferenciada en el uso y percepción de los sistemas de transporte por género. La movilidad en las mujeres está relacionada a las labores de cuidados y unos vínculos de interdependencia. Esta puede ser una de las aristas para explicar la participación desigual de hombres y mujeres en el mercado laboral; desde una segregación horizontal: estableciendo diferencias entre actividades económicas desde los roles de género, como una segregación vertical, que se evidencia en una desigualdad salarial y el acceso de puestos privilegiados para la toma de decisiones.
Desde los enfoques femeninas y los estudios de planificación de movilidad se ofrecen propuestas de diseño, de una sostenibilidad de la vida desde la aplicación de políticas públicas que amplíen las discusiones sobre la inclusión del género femenino en la construcción de conocimientos y participación social dentro de las definiciones territoriales, así como el un búsqueda interdisciplinaria que estimule la investigación y desarrollo de las ciudades.