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Foto: Nubia Navarro.
El cuidado es una estrategia política enmarcada en la visión que tenemos de nuestro entorno y cuerpo. Puede abordarse desde diversas escalas de infraestructura. En este caso la escala más pequeña e imprescindible comprende la vivienda, el rincón del universo donde hacemos vida y nos realizamos como seres humanos.
La vivienda contemporánea se ha desarrollado en función de la aparición de nuevas actividades, los avances tecnológicos y las relaciones interpersonales de los miembros de una familia en comunidad. El acto de habitar comprende las formas en cómo nos relacionamos con el mundo y los demás. El hogar, concebido en la vivienda, responde a necesidades vitales que su vez corresponden a estructuras mentales en cuanto a los roles que configuran el sentido del espacio que se habita.
La concepción del hogar consiste en tres elementos a considerar: la estructura, los elementos relacionados a la vida personal y la identidad del habitante, y por último los símbolos sociales que conforman el hogar, el espacio donde se vive. La vivienda responde a usos comunes de cómo diseñamos viviendas desde el cuidado, un tipo de construcción que se ajuste a las características de quienes habitan y hacen vida.
La administración del hogar ha sido parte de un acuerdo social establecido por las mismas convenciones sociales de la separación de los espacios, de la distinción del espacio público y privado. El acto de habitar es también un acto simbólico donde se organizan las necesidades mentales, físicas y corporales. Los cuidados dentro del hogar son cruciales para el desarrollo óptimo de nuestros deseos.